Descansar no es de Dios*

Concurso100

Dormido, el séptimo día Dios creó más que los seis días anteriores. Primero inventó el descanso, el relajarse mientras se contemplan las nubes del día y la las estrellas de la noche, ya debidamente separados. Luego cerró los ojos. Ahí imaginó y dotó de tiempo (de historia) a todos los personajes listos para entrar a escena, arrullado por el mar y por el canto de las sirenas, que aún no se escondían en las caracolas. Se inventó,  divertido, nombres para que así lo llamaran las futuras mitologías. Puso sus partículas en todas partes para jugar a las escondidas; planeó con la serpiente, que también descansaba («andamos creando» decía, mientras lo acompañaba los seis días anteriores), algunas pijamadas. El séptimo día fue, digamos, un ensayo general, en sueños, y es que descansar no es de Dios. El octavo día le quitó el telón a todo: «Tercera llamada, comenzamos».

 

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* Cuento escrito para ser publicado en el concurso 100 de Las Historias, de Alberto Chimal, y no publicado por haber creído que duraba hasta el día 30, cuando cerraba el 29. Ya será para la otra, Sea por Dios.

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